miércoles, 2 de marzo de 2011

Un discurso galardonado


La cinta británico- australiana de Tom Hooper “El discurso del rey”, fue la principal triunfadora de los premios Oscar, llevándose con ella cuatro estatuillas doradas, que la galardonaron como Mejor Película del año, Mejor Director, Mejor Protagonista (Colin Firth) y Mejor Guión Original (David Seidler).

En la 83ª velada de los Oscar se mantuvo la intriga hasta el final, ya que según la mayoría de los críticos, al menos dos de los diez filmes nominados a Mejor Película del año, tenían iguales posibilidades de llevarse el tan codiciado galardón.

Esta película que costó cerca de 15 millones de dólares, ha ganado ya otros premios como El Globo de Oro a Mejor Actor Drama; el BAFTA (británico) a Mejor Película, Mejor Actor, Mejor Director, Mejor Actor de reparto, Mejor Actriz de reparto, Mejor Guión Original y Mejor Música Original y el otorgado por el público en El Festival Internacional de Cine de Toronto, pero ¿qué tiene esta cinta que la hace acreedora de tan prestigiosos premios?

Resulta difícil pensar cómo la historia sobre un rey tartamudo llegó a convertirse en la revelación del año, sin embargo no sorprende a quienes tuvieron el placer de verla, ya que esta cinta toca temas que en la actualidad están en decadencia como el amor devoto, la necesidad de superación y la amistad incondicional.

El film muestra la historia de Jorge VI, Rey de Inglaterra, interpretado por Colin Firth, quien gracias a la ayuda del poco ortodoxo terapeuta Lionel Logue y su esposa Isabel, logra sobreponerse a su timidez y tartamudez para pronunciar con seguridad a la nación un brillante discurso a través de la radio antes de la guerra con la Alemania nazi de Hitler.

Para muchos este premio podría ser una señal de un “nuevo rumbo” para el cine, pues su victoria indicaría el regreso de uno más clásico, más narrativo y menos “autorial”, resultado que únicamente podría alcanzarse con trabajo en equipo.

Lo que indica que es posible lograr no solo “óptimos productos comerciales, sino también películas que sobre todo en la distancia del tiempo son apreciadas por su equilibrio y aquella fascinación clásica que de vez en cuando el cine estadounidense intenta recuperar".


El discurso del rey es una película con una excelente fotografía, ambientada en la entrada de Inglaterra en la Segunda Guerra Mundial, sus escenas nos llevan a los entornos de la corte y el pueblo, que contrastan con la impecable actuación de sus personajes principales. Esto la hace gozar de la perfección inglesa, cultivada en su guión, interpretaciones y puesta en escena.

Los momentos de tensión logran quitarle el aliento al público, que sufre junto al rey los tormentosos instantes previos a cada discurso. En este punto el film se convierte en un relato esperanzador, ya que nos enseña que superarnos solo es posible si no nos rendimos y somos constantes con lo que nos proponemos alcanzar.

Cabe resaltar que está historia va más allá de la situación de un rey que no es capaz de pronunciar un discurso. De hecho como lo especifican algunos analistas “la tartamudez y su forma de superarla es simplemente el hilo conductor que une el resto de piezas del rompecabezas. Más bien, se podría decir que se trata de la subtrama cómica del guión, que nos mantiene atentos y divertidos. Porque, de lo que en realidad nos ha querido hablar Tom Hooper es del poder de la amistad, y la forma en la que lo ha plasmado es, lo menos, interesante”.

Para finalizar y no menos importante, destacó el acompañamiento musical realizado por Alexander Desplat, que sin duda alguna está al nivel de un film como éste, donde se equilibran los momentos más íntimos con los más divertidos, gracias a la combinación de sus temas instrumentales con clásicos de Beethoven y Mozart.

“El discurso del rey” demuestra que se puede hacer CINE, con letras mayúsculas, sin necesidad de grandes efectos especiales. Solo una buena dirección, un buen guión, una buena banda sonora y por supuesto un insuperable reparto de actores como los que aquí figuran, construyen una cinta que sin duda alguna pasará a los anales de la historia.

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